La crisis del capitalismo aumenta la opresión sobre los países explotados, sometiendo a su población a altos niveles de miseria y violencia. Es así como se empuja el éxodo de las regiones más pobres a los centros de desarrollo capitalista. De esta manera van las embarcaciones de África a Europa por la ruta del mediterráneo, los mojados a través del rio bravo o los sudamericanos atraviesan la selva del Darién.