Las elecciones en Perú vienen contextualizada con la crisis económica mundial a la cual no escapa ningún rincón del planeta, la crisis ha golpeado los ingresos de la burguesía que ha visto la contracción de un 11,1% del PIB durante el 2020 y de un 4,18% hasta marzo del 2021, esta carga es traspasada como siempre a los hombros de la clase trabajadora y tiene un reflejo en sus condiciones de vida, la pobreza en Perú aumento 11,9% en el 2020 para llegar al 30% de la población, el 70% de la fuerza laboral trabaja en el sector informal, una de las tasas más altas de América Latina;
La pandemia ha agudizado esta situación y las cifras que reflejan el abordaje del gobierno respecto al COVID son alarmantes, Perú es hasta principios de Junio el país con más muertes por cada 100.000.La crisis de la burguesía peruana se refleja en la crisis política de los últimos años, ya tuvieron que entregar la cabeza de Kuczynski en Marzo de 2018, acusado por casos de corrupción, para ser sustituido por Vizcarra del cual también salieron en noviembre de 2020, el último gobierno de Francisco Sagati no estaría exento de problemas y sobre él estalló el escándalo del Vacunagate. Mientras se peleaba la burguesía dentro de las instituciones de poder para mantener el gobierno en pie, las manifestaciones populares comenzaban a aparecer, el 2020 estuvo marcado por los paros y cortes de ruta de trabajadores del campo en Ica, Pisco, Parcona, Santiago, Virú, protestando por mejores condiciones laborales y denunciados la excesiva represión. En Perú las protestas no han sido tan explosivas como en Colombia o Chile pero ante la fuerte crisis económica es cuestión de tiempo para encontrarse con un cambio de escenario.
En este escenario, la burguesía Peruana no pudo llegar a un acuerdo de gobernabilidad, la debilidad y contradicciones de los sectores y partidos gobernantes no les permitió una fórmula para presentarse de forma sólida en la contienda electoral, terminando divididos en diferentes candidatos desde los más continuistas hasta los más radicales, pasando inclusive por apuestas ligadas al ejército, las acusaciones sobre corrupción y la medidas tomadas contra la población ante la crisis económica y la pandemia del covid, les ha desenmascarado ante la población, aumentándoles el rechazo. Esta crisis política abrió la puerta a opciones diferentes a la de los partidos actualmente gobernantes, Keiko Jujimori es una figura rechazada por un amplio sector de la burguesía peruana que no desea repetir un gobierno como el de Alberto Fujimori que utilizó el poder que le daba la presidencia para imponer el control sobre el estado de un sector de la burguesía dejando por fuera de la repartición al resto, ante ese escenario los partidos que tenían la mayoría en el congreso Acción Popular, Podemos Perú, Partido Morado y somos Perú, se abstuvieron de apoyar a Keiko en una segunda vuelta, dejando la puerta abierta a la victoria de otro candidato que tampoco era de su agrado, Pedro Castillo.
Pedro Castillo fue ganador por escaso margen y a pocos días de los resultados de las elecciones las manifestaciones de los partidos más conservadores contra Keiko Fujimori son públicas
Daniel Salaverry candidato de Somos Perú cuestionó a Keiko por haber denunciado sin pruebas indicios de fraude en el proceso electoral. “Es un intento de quebrantar la voluntad popular, un intento del fujimorismo que vuelve a ser el fujimorismo de siempre, que no acepta los resultados, la voluntad del pueblo peruano. Y se le ha caído la careta a la señora (Keiko) Fujimori”.
Julio Guzmán líder del Partido Morado: “Le pedimos a la candidata Keiko Fujimori que, por favor, acepte con madurez los resultados y que, por favor, el fujimorismo nuevamente no patee el tablero, porque ya es el momento en que tenemos que respetar a nuestras instituciones, nos guste o no nos gusten los resultados”
El presidente de Perú aún no ha sido proclamado, Keiko Fujimori continua impugnando el proceso electoral, sostenida sobre su partido y su base electoral, continua intentando una resolución que le sea favorable por las buenas o por las malas, sin embargo el resto de los partidos burgueses ya han tomado una decisión y le dan la espalda, la Junta Nacional Electoral (JNE) anunció que de las 942 impugnaciones presentadas por el campo de Fujimori, 792 han sido resueltas, sin que ninguna de ellas establezca fraude electoral de ningún tipo, el ministerio de la defensa mantiene una postura institucional, los Estados Unidos respalda la decisión que tome la JNE cerrando las puerta a las salidas propuestas por los Fujimori.
De manera que la burguesía peruana parece aceptar por ahora la victoria de Castillo, sin embargo sus profundas contradicciones con el pase de poder a un sector que todavía no controla completamente retarda el proceso de proclamación, las discusiones, acuerdos, negociaciones se hacen intensas y las mismas van avanzando en la medida que Castillo suaviza su discurso.
¿Qué podemos esperar de Castillo?
Castillo ha terminado capitalizando el descontento de la población con los partidos políticos tradicionales, su victoria es el reflejo de la polarización que hay en el país, y un golpe para la clase dominante, la crisis política y la incapacidad de ofrecer soluciones a la población ha llevado al triunfo de una propuesta diferente. Castillo ha sido dirigente sindical docente y su espacio de lucha se ha dado en los sectores rurales, sus propuestas contradictorias no pasan de las reivindicativas y sus posturas han contradicho el aura de revolucionario marxista que se le ha querido construir, en su plan de gobierno propone una constituyente, pero no define el rumbo ni la propuesta que esta debe desarrollar, ya la constituyente en si es un recurso dentro de la legalidad burguesa y que ha sido utilizado para apaciguar las luchas de las masas como se ha vivido recientemente en Chile o para resolver disputas interburguesas como fue desarrollada en la asamblea constituyente de Venezuela, Castillo también plantea la lucha contra la corrupción y rebaja de los sueldo de los funcionarios públicos, lo que es un saludo a la bandera, la rebaja de honorarios es insignificante para las sumas de dinero que amasan los funcionarios públicos en otros negocios y la lucha contra la corrupción está planteado en términos de reformas del estado burgués por lo que viene a lavarle la cara a la desprestigiada política peruana, otra de las consignas y la que ha sido más polémica es de nacionalización de empresas que pudiese generar contradicciones con la burguesía peruana, pero con el transitar de los días la explicación de esta medida se ha reducido casi a la nada, Castillo a ha corregido su discurso aclarando que se hará en dialogo y en acuerdo con los empresarios, revisando sus contratos, como si estos por la buenas estuviesen dispuesto a perder su negocio a menos que les sea puesta sobre la mesa una mejor oferta, Pedro Francke, quien se ha convertido en el portavoz económico de Castillo ha declarado:
“La idea básica es que se mantendría una economía de mercado, no es una idea de intervencionismo masivo del Estado en la economía”
“No habrá estatizaciones, ni expropiaciones, ni controles de precios. Nos hemos puesto un poquito más a favor del mercado”
Tratando de apaciguar y complacer a los empresarios que ya han comenzado a jalar las orejas a Castillo. De castillo la clase obrera no puede esperar nada, a pocos días de su proclamación su postura es de conciliación y búsquedas de alianza con la burguesía para intentar gobernar, si no ha sido proclamado es porque la burguesía peruana no tiene todas las garantías que espera y a medida que pasan los días más perlas suelta el futuro presidente, recientemente anuncio que permanecerá en su cargo el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, que lo ocupa desde hace 15 años y que son quienes se ocupan de la administración de reservas internacionales, emisión de billetes y trasmisión de información sobre finanzas nacionales, lo cual es una clara concesión a los grupos actualmente gobernantes.
Castillo y Perú Libre saben que no tienen la correlación de fuerza para imponer sus condiciones y movilizar a su base electoral para hacerlo no es algo que este planteado, la burguesía lo utilizara para resolver el problema de imagen desprestigiada que actualmente tiene el gobierno mostrando un rostro diferente, más en sintonía con la mayoría de la población, y que sea el responsable de las medidas económicas que se van a aplicar para enfrentar la crisis económica, cambiar para que nada cambie es la premisa de la burguesía. Pero el descontento popular está allí y aunque por ahora pueda ser apaciguado, la crisis mundial del capitalismo no y vendrá a reclamar medidas antiobreras más fuertes para proteger los intereses de la burguesía, en este instante no creemos que castillo se ponga al frente de esta lucha, por lo que se hace necesario la formación de un partido de la clase obrera peruana, de lucha y bajo un programa que anteponga los intereses de la clase obrera a los de la burguesía, solo un gobierno de los trabajadores y para los trabajadores es alternativa en Perú.
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