viernes, 26 de noviembre de 2021

Sobre las elecciones regionales 2021

El PSUV se presenta en elección solo cuando puede garantizarse una victoria, esta práctica la evidenciamos desde las elecciones a la asamblea nacional de 2015 donde pierden de manera escandalosa la mayoría, desde entonces hemos asistido a maniobras como el posponer eventos electorales, creación de salidas alternativas, como la asamblea constituyente, o la modificación del sistema de elección como ocurrió en la misma constituyente donde la elección de diputados se correspondió a patrones territoriales y no poblacionales.

El escenario internacional actual ha sido menos hostil al gobierno de Maduro en este 2021, la salida del gobierno de Donald Trump ha restado presión al menos en  el ámbito diplomático, la Unión Europea envió observadores a estas elecciones lo que es un síntoma de reconocimiento al gobierno de Maduro, si a esto sumamos el apoyo de gobiernos regionales como Bolivia, Argentina, México y más recientemente Perú, además de la difícil situación de los gobiernos que le acosaban como Piñera en Chile, Bolsonaro en Brasil y Duque en Colombia, en el escenario diplomático internacional Maduro tiene una situación más favorable. En el ámbito económico el 2021 ha registrado aumento en el precio del petróleo que no se veían al menos desde el inicio de la pandemia, esto a pesar de la poca producción nacional no deja de ser una mejora importante en los ingresos del país.

En este marco favorable internacional el PSUV se preparó para las elecciones disciplinando su militancia alrededor de unas elecciones primarias, el PSUV bien sabe que no cuenta con la base electoral de la que gozó en la época de Chávez y cada voto cuenta para la contienda electoral. La base electoral del PSUV se ha erosionado constantemente desde al menos el año 2010, hoy alcanzó un 17%. Para disciplinar su base el PSUV debió resolver primero su crisis interna producto de la aparición y control de clanes regionales e institucionales que se disputan la repartición del aparato burocrático y que con la intensificación de la crisis exacerba la lucha por la repartición de una torta que se ha reducido, las elecciones primarias limaron esas asperezas al punto que rodaron las cabezas de líderes que hasta hace poco eran inamovibles como Erika Farías, Marcos Torres y Yelitze Santaella, terminado el proceso, el PSUV tuvo los nombre para ir en una sola línea a las elecciones.

El camino hacia las elecciones también implicó un trabajo sobre su rival inmediato, que comenzó con la división de la oposición pactando con el grupo que lidera Luis Parra, que ahora hace vida en la AN y que sustituye en ese espacio al sector que lidera Juan Guaidó, esta división se sumó a los errores y conflictos internos, el fracaso de la mesa de negociaciones, medidas contra algunas direcciones opositoras que culminaron en que se presentara muy diezmada y dividida al proceso electoral.

Los resultados electorales fueron lo esperado, una mayoría de cargos para el sector de gobierno compartidos en una minoría con el sector opositor, propuestas alternativas o emergentes tuvieron poco o ningún espacio en la repartición, no representan más del 5% por lo que no tienen un aporte significativo en el análisis de los resultados. El PSUV o GPP se impone con la menor participación que hayan registrado en una contienda electoral, la erosión de la base social del PSUV es una constante de la última década, prendiendo las alarmas en esta reciente elección cuyo número de votantes, apenas los 4000000, no les garantiza la victoria en una justa presidencial. EL PSUV hasta el momento de este artículo pierde tres gobernaciones Zulia, Cojedes y Nueva Esparta, siendo estos estados donde sus enfrentamientos internos no le permitieron una unificación de criterios, la labor de Omar Prieto en Zulia dividió al partido, la gestión del equipo de Erika Farías que continuo en Cojedes era rechazada por sus bases, de manera que en esos estado se abrió el espacio para victorias opositoras.

Por su parte la oposición experimenta un fracaso allanado por la división con la cual se presentaron a las elecciones, lo gobernantes triunfantes son figuras de la estructura más tradicional, siendo los grandes perdedores los partidos que intentaban nuevas propuestas de liderazgo, se esperaba de estas elecciones la aparición de una figura emergente que sustituyera al ya desgastado Guaido pero lamentablemente para la oposición eso no será así al menos por ahora. La oposición en votos generales supero al GPP y esta es la realidad electoral hoy día, la crisis de los partidos políticos es la crisis de la burguesía que está detrás de ellos, esta incapacidad de unificarse refleja las contradicciones de la burguesía azul que ante la crisis económica oscila entre las propuestas del gobierno y las propuestas del capital extranjero sin encontrar el salvador a su crisis económica

El gran ganador de estas elecciones no es ni siquiera el GPP, son las grandes trasnacionales detrás del plan económico que desarrolla el gobierno. Tener el control político, económico y social del país es una condición necesaria para que el chavismo termine de desarrollar su propuesta económica de entrega de nuestros recurso naturales y humanos al capital internacional, este camino que comenzó con Chávez con medidas como la de empresas mixtas, tiene una mayor elaboración en estos años mediante la implementación de las zonas especiales económicas y la aprobación de leyes como la ley antibloqueo.  El control político del país, el cambio del marco jurídico nacional, el control social, la derrota del movimiento obrero venezolano son aspectos necesarios para la entrega directa o indirecta de nuestros recursos naturales y mano de obra barata a las grandes trasnacionales como ya lo han comenzado a hacer con el arco minero del Orinoco y sectores de PDVSA. No podemos pensar que con la oposición este panorama cambiará, el chavismo y la MUD pueden darse la mano para golpear a la clase obrera venezolana, su confrontación tienen que ver con la repartición de los recurso de la nación y los intereses de sus dueños ya sea el imperialismo norteamericano, europeo o sus rivales comerciales como China.

El gran perdedor es el proletariado venezolano, en estas elecciones ninguna candidatura presentaba un plan político con una propuestas para resolver los problemas de la clase obrera venezolana, las que no pertenecían directamente a la burguesía roja o azul, pugnaban por un puestecito dentro de la burocracia del estado planteando limitadas críticas al gobierno o lavándole la cara al capitalismo. Los trabajadores no tenemos nada que aspirar con estas direcciones políticas rendidas al gran capital internacional, el avance de venta del país tiene para ellos como condición la destrucción de todos los logros y derechos que la clase trabajadora ha conquistado a lo largo de los años, para muestra la destrucción del salario, las contrataciones colectivas, los servicios públicos y las instituciones de atención como eran los cdi y las misiones educativas de las cuales tanto se vanaglorió el chavismo.

La clase trabajadora en estos momentos necesita organizarse para defendernos del plan económico que nos intenta imponer la burguesía roja y azul, estamos en un momento de unir fuerzas que nos agrupe para luchar por los derechos que nos están siendo violentados en beneficio del gran capital, necesitamos un partido que más que plantearse una participación electoral unifique nuestras fuerzas bajo un programa que reivindique nuestros derechos laborales, luche por la recuperación del salario, organice la resistencia contra la criminalización de las protestas, por la liberación de los trabajadores presos por protestar, que organice y fortalezca las organizaciones naturales de defensa como los sindicatos, y que impulse todas estas lucha bajo métodos de lucha obrera y teoría marxista, la única base teórica posible para la emancipación de la clase obrera en su lucha contra el sistema capitalista. 

 

 

 

 

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