El PSUV se presenta en elección solo cuando puede garantizarse una victoria, esta práctica la evidenciamos desde las elecciones a la asamblea nacional de 2015 donde pierden de manera escandalosa la mayoría, desde entonces hemos asistido a maniobras como el posponer eventos electorales, creación de salidas alternativas, como la asamblea constituyente, o la modificación del sistema de elección como ocurrió en la misma constituyente donde la elección de diputados se correspondió a patrones territoriales y no poblacionales.
El escenario internacional actual
ha sido menos hostil al gobierno de Maduro en este 2021, la salida del gobierno
de Donald Trump ha restado presión al menos en
el ámbito diplomático, la Unión Europea envió observadores a estas
elecciones lo que es un síntoma de reconocimiento al gobierno de Maduro, si a
esto sumamos el apoyo de gobiernos regionales como Bolivia, Argentina, México y
más recientemente Perú, además de la difícil situación de los gobiernos que le
acosaban como Piñera en Chile, Bolsonaro en Brasil y Duque en Colombia, en el escenario
diplomático internacional Maduro tiene una situación más favorable. En el
ámbito económico el 2021 ha registrado aumento en el precio del petróleo que no
se veían al menos desde el inicio de la pandemia, esto a pesar de la poca
producción nacional no deja de ser una mejora importante en los ingresos del
país.
En este marco favorable
internacional el PSUV se preparó para las elecciones disciplinando su militancia alrededor de unas
elecciones primarias, el PSUV bien sabe que no cuenta con la base electoral de
la que gozó en la época de Chávez y cada voto cuenta para la contienda
electoral. La base electoral del PSUV se ha erosionado constantemente desde al
menos el año 2010, hoy alcanzó un 17%. Para disciplinar su base el PSUV debió
resolver primero su crisis interna producto de la aparición y control de clanes
regionales e institucionales que se disputan la repartición del aparato burocrático
y que con la intensificación de la crisis exacerba la lucha por la repartición
de una torta que se ha reducido, las elecciones primarias limaron esas
asperezas al punto que rodaron las cabezas de líderes que hasta hace poco eran inamovibles
como Erika Farías, Marcos Torres y Yelitze Santaella, terminado el proceso, el
PSUV tuvo los nombre para ir en una sola línea a las elecciones.
El camino hacia las elecciones
también implicó un trabajo sobre su rival inmediato, que comenzó con la
división de la oposición pactando con el grupo que lidera Luis Parra, que ahora
hace vida en la AN y que sustituye en ese espacio al sector que lidera Juan
Guaidó, esta división se sumó a los errores y conflictos internos, el fracaso
de la mesa de negociaciones, medidas contra algunas direcciones opositoras que
culminaron en que se presentara muy diezmada y dividida al proceso electoral.
Los resultados electorales fueron
lo esperado, una mayoría de cargos para el sector de gobierno compartidos en
una minoría con el sector opositor, propuestas alternativas o emergentes
tuvieron poco o ningún espacio en la repartición, no representan más del 5% por
lo que no tienen un aporte significativo en el análisis de los resultados. El
PSUV o GPP se impone con la menor participación que hayan registrado en una
contienda electoral, la erosión de la base social del PSUV es una constante de
la última década, prendiendo las alarmas en esta reciente elección cuyo número
de votantes, apenas los 4000000, no les garantiza la victoria en una justa
presidencial. EL PSUV hasta el momento de este artículo pierde tres
gobernaciones Zulia, Cojedes y Nueva Esparta, siendo estos estados donde sus
enfrentamientos internos no le permitieron una unificación de criterios, la
labor de Omar Prieto en Zulia dividió al partido, la gestión del equipo de Erika
Farías que continuo en Cojedes era rechazada por sus bases, de manera que en
esos estado se abrió el espacio para victorias opositoras.
Por su parte la oposición
experimenta un fracaso allanado por la división con la cual se presentaron a
las elecciones, lo gobernantes triunfantes son figuras de la estructura más
tradicional, siendo los grandes perdedores los partidos que intentaban nuevas
propuestas de liderazgo, se esperaba de estas elecciones la aparición de una
figura emergente que sustituyera al ya desgastado Guaido pero lamentablemente
para la oposición eso no será así al menos por ahora. La oposición en votos
generales supero al GPP y esta es la realidad electoral hoy día, la crisis de
los partidos políticos es la crisis de la burguesía que está detrás de ellos,
esta incapacidad de unificarse refleja las contradicciones de la burguesía azul
que ante la crisis económica oscila entre las propuestas del gobierno y las
propuestas del capital extranjero sin encontrar el salvador a su crisis económica
El gran ganador de estas
elecciones no es ni siquiera el GPP, son las grandes trasnacionales detrás del
plan económico que desarrolla el gobierno. Tener el control político, económico
y social del país es una condición necesaria para que el chavismo termine de
desarrollar su propuesta económica de entrega de nuestros recurso naturales y
humanos al capital internacional, este camino que comenzó con Chávez con
medidas como la de empresas mixtas, tiene una mayor elaboración en estos años
mediante la implementación de las zonas especiales económicas y la aprobación
de leyes como la ley antibloqueo. El
control político del país, el cambio del marco jurídico nacional, el control
social, la derrota del movimiento obrero venezolano son aspectos necesarios
para la entrega directa o indirecta de nuestros recursos naturales y mano de
obra barata a las grandes trasnacionales como ya lo han comenzado a hacer con
el arco minero del Orinoco y sectores de PDVSA. No podemos pensar que con la
oposición este panorama cambiará, el chavismo y la MUD pueden darse la mano
para golpear a la clase obrera venezolana, su confrontación tienen que ver
con la repartición de los recurso de la nación y los intereses de sus dueños ya
sea el imperialismo norteamericano, europeo o sus rivales comerciales como China.
El gran perdedor es el
proletariado venezolano, en estas elecciones ninguna candidatura presentaba un
plan político con una propuestas para resolver los problemas de la
clase obrera venezolana, las que no pertenecían directamente a la burguesía
roja o azul, pugnaban por un puestecito dentro de la burocracia del estado
planteando limitadas críticas al gobierno o lavándole la cara al capitalismo. Los
trabajadores no tenemos nada que aspirar con estas direcciones políticas
rendidas al gran capital internacional, el avance de venta del país tiene para
ellos como condición la destrucción de todos los logros y derechos que la clase
trabajadora ha conquistado a lo largo de los años, para muestra la destrucción
del salario, las contrataciones colectivas, los servicios públicos y las
instituciones de atención como eran los cdi y las misiones educativas de las
cuales tanto se vanaglorió el chavismo.
La clase trabajadora en estos
momentos necesita organizarse para defendernos del plan económico que nos
intenta imponer la burguesía roja y azul, estamos en un momento de unir fuerzas
que nos agrupe para luchar por los derechos que nos están siendo violentados en
beneficio del gran capital, necesitamos un partido que más que plantearse una
participación electoral unifique nuestras fuerzas bajo un programa que
reivindique nuestros derechos laborales, luche por la recuperación del salario,
organice la resistencia contra la criminalización de las protestas, por la
liberación de los trabajadores presos por protestar, que organice y fortalezca
las organizaciones naturales de defensa como los sindicatos, y que impulse todas
estas lucha bajo métodos de lucha obrera y teoría marxista, la única base teórica
posible para la emancipación de la clase obrera en su lucha contra el sistema
capitalista.
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